Son muchos los amigos que me comentan sus experiencias con los taxistas y me piden que lo publique en mi blog. Entiendo que para ellos suponga un honor tener presencia en Donde le Llevo, motivo por el cual contaré esas historias... (o mi versión de lo que me contaron).
La primera experiencia es la del "taxista pianista", un romántico al volante, un sentimental bajando la bandera, alguien que aprovecha los viajes en su taxi para susurrarle a las chicas en edad de merecer canciones de amor compuestas por él mismo... Qué bonito!
La segunda experiencia es la de un "taxista polígamo" de Barcelona. El tío, más listo que ninguno, dice tener tres mujeres... El problema viene cuando les dice las edades de sus esposas y en la tercera mujer dice que tiene... "unos dieciocho" de forma poco creíble. Incluso enseñó la foto de sus tres mujeres y una de ellas era una chica joven que no aparentaba más de quince. No sé si este hombre era un listo, un vacilón, o un delincuente (me quedo con las dos primeras opciones).
Y, por último, la tercera experiencia es la del "taxista ecologista", que aprovechaba el viaje en taxi para tratar de colocar unos cachorros que la perra de una vecina suya acababa de tener y que iba a abandonar si no encontraba propietario. El tema es que no sólo enseñaba una foto de la camada, sino que al rato trataba de persuadir al sufrido pasajero para llevarle a su casa con la excusa de conocer al perrillo. (¡Qué buena gente!... ¡o vaya cara!).
Como diría la mítica Gracita Morales... "Ay señoriiiiito, !Cómo está el servicio!".
La primera experiencia es la del "taxista pianista", un romántico al volante, un sentimental bajando la bandera, alguien que aprovecha los viajes en su taxi para susurrarle a las chicas en edad de merecer canciones de amor compuestas por él mismo... Qué bonito!
La segunda experiencia es la de un "taxista polígamo" de Barcelona. El tío, más listo que ninguno, dice tener tres mujeres... El problema viene cuando les dice las edades de sus esposas y en la tercera mujer dice que tiene... "unos dieciocho" de forma poco creíble. Incluso enseñó la foto de sus tres mujeres y una de ellas era una chica joven que no aparentaba más de quince. No sé si este hombre era un listo, un vacilón, o un delincuente (me quedo con las dos primeras opciones).
Y, por último, la tercera experiencia es la del "taxista ecologista", que aprovechaba el viaje en taxi para tratar de colocar unos cachorros que la perra de una vecina suya acababa de tener y que iba a abandonar si no encontraba propietario. El tema es que no sólo enseñaba una foto de la camada, sino que al rato trataba de persuadir al sufrido pasajero para llevarle a su casa con la excusa de conocer al perrillo. (¡Qué buena gente!... ¡o vaya cara!).
Como diría la mítica Gracita Morales... "Ay señoriiiiito, !Cómo está el servicio!".
podria ser peor... el taxista nudista!!!!
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